Situada a una altitud de 4.090 metros sobre el nivel del mar, Potosí es una de las ciudades más altas del mundo. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la ciudad ha encontrado algún estímulo en los últimos años en la actividad turística, después de un largo período de declive causado por la reducción de la actividad minera. Potosí es una ciudad atractiva, típicamente boliviana, con muchos lugares de interés en su zona más céntrica, además de estar a poca distancia del Cerro Rico, un recorrido casi obligatorio para los visitantes y que ofrece la oportunidad de experimentar un poco la rutina diaria de los que durante siglos han permitido la prosperidad de esta ciudad.
Potosí fue fundada en 1545, a los pies del Cerro Rico, una montaña "hecha de plata", que según la leyenda, ha atraído el interés de los españoles por incluso "brillar" en la oscuridad. También de acuerdo con la leyenda, fue tanto el mineral extraído de esta montaña, que con ello hubiera sido posible construir un puente de plata entre las ciudades de Potosí, en Bolivia, y Madrid, en España. Exageraciones a un lado, el hecho es que se estima que más del 60% de toda la plata extraída en el mundo a finales del siglo XVI se originó de esta única montaña. Alrededor de 1650, durante el apogeo del ciclo de la plata, Potosí llegó a albergar a cerca de 200 mil habitantes, una población próxima a la actual, y que la convertía, entonces, en una de las ciudades más grandes de las Américas. El final del siglo XVII trajo una reducción significativa en la productividad de la montaña, trayendo consigo la consiguiente retracción de la actividad económica. Se estima que en 1825, año de la independencia de Bolivia, no más de 9.000 personas habitaban la ciudad. Potosí volvió a crecer desde entonces, aunque nunca haya vuelto a la gloria de los tiempos coloniales.
La riqueza generada en aquel tiempo, sin embargo, fue suficiente para dejar marcas duraderas en Potosí, como se evidencia en la actualidad en las iglesias y en otras docenas de edificios que quedan de los días cuando esta fue una de las ciudades más ricas del mundo. Una forma interesante de iniciar un paseo por el centro histórico de la ciudad es dirigiéndose al mirador de la Torre de la Compañía de Jesús, desde donde se tiene una vista privilegiada del Cerro Rico y de una buena parte de Potosí. Al frente de la torre se encuentra la Casa de la Moneda, la antigua casa que cumplió esa función desde la época colonial y hasta el siglo pasado, y que hoy alberga lo que es posiblemente el mejor museo de toda Bolivia. Allí se exponen monedas antiguas, piedras preciosas, muebles y trajes de época, objetos de arte y reproducciones de cómo el proceso de acuñación ha evolucionado con el tiempo. La plaza central, donde se encuentra la catedral, se encuentra a pocos pasos de la Casa de la Moneda.
Teniendo en cuenta la importancia de la minería para la historia de la ciudad, uno de los más auténticos panoramas ofrecidos en Potosí lleva a los visitantes a una de las minas cooperativas aún en funcionamiento en el Cerro Rico. El circuito tradicional empieza, siempre acompañado por un guía, con una visita a un mercado para comprar algún regalo para los mineros, como dinamita, bebidas u hojas de coca. Luego de eso se procede a las minas, donde se puede pasar una hora o dos (tal vez incluso más) caminando y arrastrándose a través de pasajes estrechos, a medida que una mezcla de historia y leyenda es absorbida gradualmente.
Potosí es servida por una pequeña terminal aérea comercial que tiene vuelos directos a La Paz y Santa Cruz de la Sierra. Por carretera, la ciudad está a 155km de Sucre (2h45), a 200km de Uyuni (3h15), 315km de Oruro (4h30) y 540km de La Paz (7h45). También corren autobuses a lo largo de estos tramos, a pesar de que los tiempos de viaje son generalmente mayores que los aquí mencionados.
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