Esta ciudad no tiene playas o monumentos grandiosos. Aquí no hay un museo de gran importancia ni paisajes naturales imperdibles. De hecho, la lista de lugares a visitar por aquí es relativamente enjuta pero, pese todo eso, San Miguel de Allende logró convertirse en uno de los destinos más especiales de todo México. Situado en el centro del país, a unos 280km de la capital nacional y 75km de Guanajuato, la gente no viene a San Miguel para ver un museo, una iglesia o una vista en particular; los que vienen a esta ciudad vienen a ver y experimentar San Miguel de Allende, así de simple.
Fundada en 1542 y convertida en Patrimonio de la Humanidad, esta es simplemente una de las ciudades coloniales más bellas de todo el país. Luego de haber jugado un papel importante como centro regional durante el apogeo de la minería de plata en la época colonial, la ciudad, que lleva su nombre en honor a Ignacio Allende, uno de los padres fundadores de la patria mexicana, fue una de las primeras en ser liberada del dominio español durante la guerra de independencia.
En la actualidad, una parte considerable de la población local de más de 130.000 habitantes está compuesta por extranjeros (20% según algunas estimaciones) - personas que, cautivadas por el clima y la tranquilidad de la zona, eligió mudarse permanentemente allí después de conocer San Miguel. Esta es una ciudad en general bien organizada, bien iluminada y hogar de muchos festivales durante todo el año, entre los que destacan el Festival de San Miguel de Allende, que se celebra durante una semana a la espera de la fiesta de San Miguel Arcángel, el 29 de septiembre.
El creciente flujo de turistas ha promovido una proliferación de opciones de hospedaje en la ciudad: la gran mayoría de las cuales son encantadores hoteles boutique, instalados en casas de la época colonial. La ciudad también presenta una alta densidad de pequeñas galerías de arte y tiendas gourmet, así como de diversos tipos de artesanías. Además, el aumento de la popularidad entre los turistas locales llevó a la apertura de varios buenos restaurantes en la ciudad, incluyendo algunos bajo la responsabilidad de chefs reconocidos a nivel nacional.
En general, San Miguel es una ciudad mejor explorada a pie, y el lugar más obvio para empezar a descubrirla es el Jardín Principal. Este es el corazón de la ciudad, con hermosos bancos de hierro forjado donde se puede descansar bajo la sombra de árboles, arrullado por los ritmos proporcionados por mariachis y otros músicos que rotan a través de diferentes áreas de la plaza. Al otro lado del Jardín Principal se encuentra la Parroquia de San Miguel Arcángel, considerada el icono de la ciudad. Construida en el siglo XVII en estilo neogótico, la iglesia tiene una cripta calificada por el emperador Maximiliano como "digna de reyes". El exterior de la estructura, remodelado en las dos últimas décadas del siglo XIX, se ilumina de modo particularmente bello durante la noche.
A sólo 500 metros al sur de la plaza principal, el Parque Juárez Benito ofrece un lugar de descanso en una zona de la ciudad rodeada de hermosas casas y pequeños hoteles. Sus lavaderos públicos siguen siendo utilizados por la población local para lavar la ropa y refrescarse durante los días más calurosos del verano. A poca distancia del parque, subiendo por las escaleras cercanas a la Casa de la Cultura y la Capilla de Santa Cruz del Chorro, uno alcanza el principal mirador de la ciudad, desde donde la vista incluye casi toda la longitud de San Miguel, incluyendo sus principales iglesias y casas, además de las calles que forman el centro histórico.