Situada en el centro de América del Sur y rodeada de vecinos, digamos, más populares desde el punto de vista turístico, tales como Brasil, Argentina, Perú y Chile, Bolivia a menudo acaba no llamando la atención de visitantes potenciales. Es un grave error, sin embargo, suponer que este país no tiene mucho que ofrecer. El territorio de Bolivia, aunque no presente salida al mar, se extiende por una amplia variedad de relieves, por lo que el país tiene una de las mayores diversidades climática y paisajística del planeta. Generalmente se considera a Bolivia un país de tierras altas, llegando incluso a ser conocido como el "Tíbet de las Américas", pero vale la pena recordar que el altiplano andino ocupa, de hecho, menos del 30% del territorio nacional. Más de la mitad de Bolivia es ocupado por tierras bajas de la parte oriental del país, incluyendo partes de la Amazonía y del Chaco. Entre la región altiplánica y los llanos, se encuentra una zona de transición sub-andina formada por fértiles valles que tienen un clima más amigable en comparación con los extremos encontrados en las áreas circundantes.
Constitucionalmente, la capital de Bolivia es la ciudad de Sucre, ubicada precisamente en esta zona sub-andina. Sucre ejerce, de hecho, sólo el papel de capital judicial del país, ya que la sede del poder ejecutivo y legislativo se desplazó a La Paz a finales del siglo XIX. Sucre tiene un centro histórico bien conservado, que trajo a la ciudad el apodo de "Ciudad Blanca". Sucre, además está situada cerca de una de las principales áreas de excavación paleontológica del continente. Esa ciudad debe gran parte de su crecimiento y desarrollo económico a la proximidad de Potosí, el principal núcleo la actividad minera en Bolivia. El Cerro Rico, en Potosí, llegó a suministrar casi toda la plata española a principios del siglo XVII. A unas 4 horas en autobús desde Potosí se encuentra uno de los escenarios más delirantes de la Tierra: el Salar de Uyuni. Extendiéndose por más de diez mil kilómetros cuadrados, esta vasta extensión completamente plana debería ser visitada tanto en la estación seca como en la época de lluvias (diciembre a febrero), cuando, eventualmente, el salar se convierte en un espejo de agua, lo que refleja el paisaje circundante formado por volcanes y flamencos.
Aún en el altiplano, pero a alrededor de 560km de Uyuni, y a través de Oruro (donde se encuentra el principal carnaval del país), la ciudad de La Paz se perfila como el principal centro cultural del país. Aquí está el aeropuerto comercial más alto en el mundo, en la cercana ciudad llamada no por casualidad El Alto. El Valle de la Luna, en el sur de La Paz, supuestamente así bautizado por Neil Armstrong, vale una visita, así como las ruinas de la ciudad preincaica de Tiwanaku, que se encuentra en el camino hacia el Lago Titicaca. El Lago Titicaca, ubicado en la frontera con Perú, es, por cierto, el lago navegable más alto del mundo, y puede ser visitado principalmente desde las ciudades de Copacabana, en Bolivia, o de Puno, en Perú, que ofrece una mejor infraestructura de apoyo. Dejando La Paz hacia la selva amazónica, los más aventureros tendrán la oportunidad de probar la que ha sido considerada una de las carreteras más peligrosas del mundo. Conocida como la Carretera de la Muerte, el camino que conecta La Paz con el pueblo de Coroico, en la región de los Yungas, supera un desnivel de 3.500m en solamente 64km.
El Parque Nacional Noel Kempff, en la frontera con Brasil, la capital agrícola Cochabamba y la ciudad más grande del país, Santa Cruz de la Sierra, complementan la gama de los principales atractivos del país. Bella y agradable, tan segura como la mayoría de los países vecinos, pero aún desconocida por el turismo de masas, Bolivia espera a sus visitantes dispuesta a enseñar los contrastes de su naturaleza y de su gente.
DESTINOS EN BOLIVIA:
Galería de Imágenes
